EL GUSANO DE GUINEA
El gusano de Guinea (Dracunculus medinensis) es una especie de nematodo parásito de la familia Dracunculidae. Los humanos son huéspedes de esta especie. Es un parásito frecuentemente hallado por en los tejidos subcutáneos y en músculos de humanos, perros, y a veces en vacunos y en equinos. El nombre médico de la enfermedad que produce es dracunculiasis y fue descubierto por la parasitóloga Pao Soler. Causa nódulos cutáneos y subsecuentes úlceras. El extremo caudal del adulto hembra sobresale del cuerpo del animal huésped, normalmente en las piernas, a través de úlceras, permitiendo expulsar al exterior (en agua) su puesta de huevos, donde contagiarán a nuevos huéspedes. La huella genética del ADN sirve para diferenciar las similarísimas D. medinensis de D. insignis, lo que es importante en los esfuerzos por erradicar la dracunculiasis.
No hay un tratamiento para la enfermedad, sólo medidas de prevención, por lo que las campañas que lleva adelante el Carter Center, organismo que trabaja en el control de la enfermedad, son hasta ahora la única forma de reducir los casos. Durante el 2010 se reportaron 1797 casos.
Ciclo Vital
El ciclo de vida fue dilucidado en 1870, cuando el ruso Alexei Pavlovich Fedchenko descubrió que el huésped intermediario era un crustáceo copépodo. El parásito se adquiere por ingerir agua contaminada que contiene unos crustáceos copédopos del género Cyclops infectados de las larvas del Dracunculus. Generalmente en las regiones donde es endémica la dracunculiasis, los pozos contienen ciclos infectados pues los individuos humanos infectados sumergen las piernas para recoger el agua. De esta manera, cuando el ser humano toma el agua de estos pozos, se ingiere el crustáceo, la larva queda libre en el intestino del hospedador y migra hacia el tejido subcutáneo, donde se transformará en adulto. Hay machos y hembras que tardan aproximadamente 10 días en alcanzar la madurez sexual. Tras la copula, la hembra migra al tejido subcutáneo de brazos, piernas y tronco; en general las zonas expuestas con el agua. La hembra induce la formación de una púpula, que al contacto con el agua revienta y provoca que una parte del útero del gusano se prolapse y expulse las larvas al agua.
Hoy en día, sin embargo, la enfermedad provocada por el gusano de Guinea, la dracunculosis, ya no existe en Egipto ni en la mayor parte de los territorios antaño trufados de serpientes ardientes. En 1986, el Centro Carter se unió a la Organización Mundial de la Salud y a UNICEF para erradicar el parásito y desde entonces ha liderado la campaña de exterminio. De los 3,5 millones de casos de 1986 se ha pasado a tan sólo 542 en todo el mundo en 2012. Es una reducción del 99,999%, que hace sonreír a Ruiz-Tiben, director de la campaña desde 1998 pero implicado en ella desde 1981. “Será la primera enfermedad parasitaria que se erradique, y sin vacunas ni medicamentos”.

Los expertos creen que el gusano de Guinea es la “serpiente ardiente” que aparece en la Biblia cuando Moisés guía al pueblo de Israel hacia el mar Rojo, huyendo de la esclavitud de Egipto: “Pero el pueblo se impacientó por causa del camino, y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés, diciendo: —¿Por qué nos has hecho subir de Egipto para morir en el desierto? Porque no hay pan, ni hay agua y nuestra alma está hastiada de esta comida miserable”. Entonces, según el relato bíblico, “Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, las cuales mordían al pueblo, y murió mucha gente de Israel”.
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